Ocho apuntes sobre CC

Frente a los augurios de algunos analistas que señalaban que Coalición Canaria (CC) terminaría desapareciendo con la pérdida del poder, no parece que esto sea así; afortunadamente, me permito añadir. Considero que se minusvalora la historia y la presente realidad de un partido con miles de militantes y simpatizantes. Una organización, con presencia en todos los territorios insulares, que en las pasadas elecciones autonómicas de mayo sacó 196.080 votos en las circunscripciones insulares, un 21,68% del total, quedando segunda tras el PSOE en número de papeletas y de escaños. Incrementando en las urnas los apoyos ciudadanos que consiguió en los comicios autonómicos del año 2015. Que ganó en las circunscripciones de Lanzarote y La Palma; y en Tenerife, con un 28,94%, quedó a solo un punto del PSOE (29,93%). Que tiene 20 de los 70 escaños del Parlamento de Canarias, una diputada en Madrid y más de 300 concejales y concejalas en los ayuntamientos de todas las Islas.

Pese a esa indudable mejoría en votos, CC tiene hoy menos poder que nunca en sus casi tres décadas de historia. Y ello tiene que ver con la pérdida de equilibrios, insulares e ideológicos, así como los daños colaterales de una larga permanencia en el poder, más de 26 años de forma ininterrumpida. CC ya no es el partido equilibrado, territorialmente y en el eje izquierda-derecha, de sus inicios, cuando fue capaz de integrar a fuerzas de muy diverso origen y planteamientos. Su debilidad en Gran Canaria ayuda mucho a que, pese a su importante presencia en las islas orientales y en las occidentales no capitalinas, el centro de decisión bascule sobre Tenerife. Aunque fue en Gran Canaria donde CC más creció en sufragios en mayo, esto se debió, fundamentalmente, por la alianza con la organización de José Miguel Bravo de Laguna, un veterano político que conserva algunos miles de votos personales, pero que tiene poco o nada que ver con el nacionalismo canario; y que no garantiza que ese aumento se mantenga en el futuro.

En el otro plano, el ideológico, pese a la pluralidad y la permanencia de sectores progresistas, de manera nítida en algunas islas, en la pasada legislatura se intensificaron sus perfiles más conservadores, tanto en los ámbitos de las políticas sociales y los servicios públicos como en los referidos al territorio y el medio ambiente. Perdiendo su centralidad y viéndose limitados, tras las elecciones de mayo, a intentar buscar pactos exclusivamente con las fuerzas estatalistas de derechas -PP y Ciudadanos- presentes en la Cámara canaria. Fracasada esta posibilidad, CC se vio obligada a pasar a la oposición, no solo en el Ejecutivo canario, sino en la mayoría de los ayuntamientos y en todos los cabildos.

Nación canaria

Esa deriva supone una ruptura con lo que señalan sus documentos internos. En la Declaración de Principios, Valores y fines fundamentales de la organización se afirma lo siguiente: “Coalición Canaria es una organización política, nacionalista y progresista y de estructura federal que tiene como objetivos fundamentales la consolidación por vías democráticas de la Nación Canaria, así como, el reconocimiento y defensa de su identidad como pueblo soberano integrado en una concepción plurinacional del estado y un firme sentimiento europeísta”. La práctica del último período y las declaraciones de algunos de sus dirigentes en fechas recientes le alejan de esa definición y le perfilan más como una organización regionalista conservadora, tipo PRC, Unión del Pueblo Navarro o el Foro Asturias fundado por el exministro del PP Álvarez Cascos, que como un partido que aspira a ser un referente nacionalista en las Islas.

Es cierto que esa práctica se contradice con lo que piensan muchos de sus militantes y dirigentes en distintos territorios, que defienden un nacionalismo progresista y que no se identifican con los modelos regionalistas citados. Lo he escuchado recientemente a personas de Lanzarote, La Palma, Fuerteventura, El Hierro e incluso Tenerife, varios de ellos integrantes del Parlamento canario. CC es más plural que el discurso de algunos de sus principales dirigentes y portavoces, escasamente centrado. De imponerse con rotundidad, como viene ocurriendo, esas tesis conservadoras, tendrá consecuencias respecto a sus posibilidades de entendimiento con otras formaciones y, también, en las opciones de acercamiento y unidad del espacio nacionalista en las Islas.

Analizar las causas de la pérdida del poder es esencial si se plantea revitalizar al partido, animar a sus bases y afrontar con decisión y garantías el futuro. Sin autocrítica va a resultar muy difícil abordar las tareas del próximo periodo. La peor de las reacciones puede ser el intentar actuar como si no pasara nada y limitarse a esperar el momento adecuado para vengarse de los socialistas que (aunque no solos, le dieron la espalda prácticamente todos los partidos) le han apartado del poder. Y saltarse su tradicional postura de colaborar con la gobernabilidad estatal, en muy distintos escenarios, no parece que vaya en la buena dirección y que agudiza justamente lo que le hizo perder el poder: su renuncia en la etapa Clavijo a la centralidad que tantos réditos le dio en toda su trayectoria histórica. Por otra parte, pretender volver al poder en quince minutos puede significar justamente lo contrario, alejando aún más la posibilidad del ansiado retorno.

Pluralidad

La pluralidad política e ideológica de CC es una realidad que se palpa en sus distintas organizaciones territoriales. Aúna gente progresista y conservadora. Nacionalistas convencidos y otros más tibios, más cercanos a las tesis habituales del regionalismo. Existe, por tanto, una distorsión entre esa realidad más plural y que dibujaría un partido donde caben distintas interpretaciones del hecho nacional o de las políticas sociales, y la casi exclusiva presencia, al menos en los medios de comunicación, de las voces más conservadoras, regionalistas y enemigas de una futura unificación del nacionalismo sobre la base del regreso a la centralidad. Lo que no es un tema baladí. Tiene consecuencias presentes y futuras.

Resolver esas contradicciones y definir una práctica política nacionalista, transversal y de progreso, en una tierra con tantas desigualdades sociales y retos territoriales y ambientales, resultará esencial para CC y para el conjunto del espacio nacionalista de las Islas. Esto supone apostar decididamente por cambios profundos que no significan una revolución, sino recuperar lo mejor de la trayectoria de CC, convertida hoy en una nave completamente escorada a estribor. Las resistencias de los responsables máximos del desaguisado que llevó al fracaso de junio parecen más que evidentes.

 

——–Publicado por CANARIAS7 el jueves 12 de diciembre de 2019.

 

 

 

 

 

 

Más país (canario)

Hemos vivido una etapa muy intensa en la última década. Los acontecimientos se precipitaron tras el 15M de 2011. Con la masiva ocupación de las plazas, de la reacción de jóvenes indignados ante la corrupción política, la falta de transparencia y las negativas perspectivas que presentaba su futuro. Como señaló en su momento Eugenio del Río fue “un clamor de una parte importante de las generaciones jóvenes–a la que se han sumado muchas personas de mayor edad–. Estas generaciones, pese al alto nivel de su formación, están condenadas a aceptar trabajos precarios que no corresponden a su cualificación o a percibir unos salarios especialmente bajos. También a independizarse muy tarde y a no encontrar una vivienda accesible y digna. El lema No somos mercancías encontró una rápida y vasta aceptación”.

En las elecciones celebradas pocos meses después, en diciembre de 2011, el PSOE retrocedió significativamente en las urnas. Unos comicios que ganó un PP que alcanzó una rotunda mayoría absoluta, ayudado por la dura crisis económica y el manejo de esta por parte del Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Aceptando el presidente socialista imposiciones como la reforma del artículo 135 de la Constitución, dandoprimacía al cumplimiento de la deuda y el déficit sobre los derechos sociales; una pactada de forma exprés con la derecha conservadora.

Un presidente, Zapatero, que impulsó importantes transformaciones en la igualdadentre hombres y mujeres, en los derechos de las personas LGTBI o en sacar adelante la trascendental Ley de la Dependencia, una de las leyes más relevantes de las aprobadas este siglo XXI, que convirtió en derecho ciudadano lo que antes era objeto de la caridad. Pero que ni pudo ni supo salir del naufragio de la brutal crisis económicay sus terribles consecuencias. No era fácil.

Se profundizó entonces, con la llegada de la derecha al Ejecutivo, en un período de políticas de austeridad, de profundos recortes en los servicios públicos, que perjudicaron gravemente a los sectores más débiles de la sociedad. En una reforma laboral que sus propios promotores caracterizaron como agresiva. En una etapa de transferencia de renta de los más pobres a los más ricos. En el rescate de los bancos, no de las personas. En un retroceso social del que aún no nos hemos recuperado.

Bipartidismo

Más tarde la situación dio una importante vuelta de tuerca con los profundos cambios en el sistema de partidos estatales. Primero con la irrupción de Podemos(sorprendentes y espectaculares sus resultados en las europeas de 2014) y de Ciudadanos(algún banquero señaló entonces que hacía falta un Podemos de derechas, y lo alimentaron mediática y, también, demoscópicamente) y, de forma más reciente, en las últimas elecciones generales celebradas en el pasado mes de abril, de la extrema derecha, tras casi cuarenta años fuera de la Cámara, desde aquella Fuerza Nueva que lideraba Blas Piñar. Modificando el ecosistema partidario y acabando, en fin, con el bipartidismo vigente desde el comienzo de la democracia.

El nuevo modelo, con tres fuerzas políticas en las derechas estatalistas (PP, Ciudadanos y Vox) y dos en el ámbito de las izquierdas (PSOE y Unidas Podemos), además de la continuidad de la presencia de las formaciones nacionalistas, de forma especial en Euskadi y Cataluña, y regionalistas, puede verse complementado con una nueva formación en el espacio de las izquierdas. Denominada Más País, y que abandera Iñigo Errejón, uno de los fundadores de Podemos, distanciado hace mucho tiempo de los modos y maneras de Pablo Iglesias.

Constituido sobre la inicial base de Más Madrid y con la pretensión de sumar a grupos diversos en distintas zonas del Estado, desde el valenciano Compromís a organizaciones gallegas o catalanas. No resultará nada fácil edificar un nuevo proyecto progresista estatal. Ni será tampoco sencillo lograr una implantación relevante en el conjunto de las comunidades.

Más Madrid

No se sabe el efecto que tendría la aparición de esa nueva sigla en la izquierda estatal. El más damnificado sería, con toda probabilidad, el partido de Iglesias, del que procede Errejón, al que reduciría notablemente el número de escaños, según algunos sondeos. Aunque también al PSOE y, sobre todo, al conjunto de la izquierda que, con un voto más fragmentado, podría debilitarse frente al bloque de las derechas.

Como imprevisibles son, también, los posibles apoyos a Más País en Canarias. Más allá de que alguna gente de UP o de su periferia haya manifestado alguna vez sus simpatías hacia Errejón y su mayor flexibilidad a la hora de entender la política o las relaciones con su competidor socialista.»Si las fuerzas progresistas en España no aprenden a desarrollar un tipo de competición virtuosa, lo pagarán. Y lo pagarán todas», señaló en su momento Errejón. Lo dijo tiempo antes de dar el portazo en Podemos y marchar a la aventura electoral con Carmena. Viendo las relaciones estatales entre el PSOE y Unidas Podemos no parece que le hayan hecho mucho caso. El clima es poco propicio para el entendimiento y se privilegian las mutuas desconfianzas.

En todo caso, no se encuentra entre mis preocupaciones la posible instalación de una nueva formación estatalista en Canarias. Espacio en el que hay más que sobrada oferta a derecha (PP, Ciudadanos y el afortunadamente casi inexistente Vox) e izquierda (PSOE y Unidas Podemos). Dispuesto, eso sí, a sumarme simbólicamente a su provisional denominación, Más País, pero, a ser posible, Más País Canario. Es decir, entiéndase, considero que en esta tierra lo que se precisa es consolidar un nacionalismo transversal, fuerte-no solo electoral sino también ideológicamente-, capaz de dar respuesta a las exigencias de la sociedad canaria de este final de segunda década del siglo XXI. En ese sentido, espero que los nacionalistas de las Islas estén a la altura de los retos que se les presentan en el próximo periodo. Muchos y complicados. Y para los que hace falta altura de miras y más reflexiones e ideas que ruido mediático.

 

———Publicado por Canarias7 el 24 de julio. No iba mal encaminado, creo.

Nacionalismo canario: poliédricas miradas

El foco mediático ha estado situado estos últimos meses en lo que sucede en el Estado, con el decepcionante espectáculo de formaciones políticas incapaces de buscar el entendimiento y que pretenden no asumir su responsabilidad y trasladarla a los ciudadanos y ciudadanas. Pero también suceden cosas en esta tierra. En Canarias, y no ajenos a esa coyuntura preelectoral, se comienza a debatir sobre el futuro del nacionalismo. Desde diferentes perspectivas. Con todavía, a mi juicio, insuficientes voces y escasas concreciones.

Me detendré en dos aportaciones recientes. Una de Edmundo Ventura en el semanario digital Tamaimos (El poliedro nacionalista canario) y otra de Juan Manuel García Ramos (Nacionalismo canario: mirada amplia), publicada en Diario de Avisos. Ambas comparten una sincera preocupación por la situación actual de ese espacio socio-político-electoral. Y, asimismo, apuntan algunas actuaciones para comenzar a desbrozar el camino y avistar un futuro sólido y unitario.

En el primero de ellos, Ventura considera “no solo imprescindible, sino inevitable” el entendimiento entre todos los grupos de distintas tendencias y orígenes que hoy forman parte del nacionalismo. Aunque no tiene nada claro que en unas posibles elecciones en noviembre se puedan dar ya pasos firmes en esa línea, por ejemplo, evitando la confrontación entre Coalición Canaria y Nueva Canarias en la circunscripción de las islas orientales.

Como mal menor, como apertura de relaciones entre las partes hasta ahora enfrentadas, el autor señala la opción de una confluencia en las listas al Senado, al menos en aquellas islas en que esta sea posible. No sé si pensando en Fuerteventura, Lanzarote o en El Hierro. Le veo un elemento positivo: abrir brechas de acercamiento. Y, también, problemas. El primero, el propio hecho de quedar restringida la alianza a uno o dos territorios insulares. El segundo, si ya es difícil convencer a sus respectivos electorados que, tras años de enfrentamientos se decide dar el salto hacia una confluencia electoral -por razonable que esto nos pueda parecer a algunos y por similares que hayan sido hasta ahora las reivindicaciones de ambos en el plano estatal-, más confundidos quedarían si van de la mano a la Cámara territorial mientras, paralelamente, se enfrentan en el caso del Congreso con resultados fáciles de prever.

Investidura

Además, por mucho que pueda resultar interesante incrementar la hoy pobre nómina de representantes nacionalistas canarios en el Senado, es en el Congreso donde se juega lo más relevante de las políticas, donde pueden ser importantes los votos para la investidura, para dar estabilidad al nuevo Gobierno o, en fin, para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado u otras leyes. Más aún con unos resultados tan apretados como proyectan las distintas encuestas.

Como ocurrió en la última legislatura de Rajoy, con grandes logros del nacionalismo canario, desde la separación de los recursos del REF de los correspondientes a la financiación autonómica, que han supuesto más recursos para los servicios públicos en las Islas -permitiendo superar el palo de la financiación autonómica de 2009, que nos colocó 600 millones de euros anuales por debajo de las comunidades de régimen común- a la mejora en las ayudas al transporte de personas y mercancías, así como a distintos sectores económicos: POSEI adicional, energías renovables, sector audiovisual…

Mirada amplia

Por su parte, el líder del PNC, Juan Manuel García Ramos, reclama en su artículo “una mirada amplia” para resolver la actual situación del nacionalismo canario, en la que una de sus partes, CC, la que ha gobernado desde 1993 hasta hace unos meses la Comunidad Canaria, la que ha sido hegemónica en numerosos cabildos insulares y ayuntamientos, se ha visto desplazada prácticamente de todo el poder. Y no, esencialmente, por sus resultados electorales, sino por la negativa de las otras fuerzas políticas a pactar y continuar dando el mando de instituciones a CC.

El profesor García Ramos analiza lo sucedido en las principales instituciones de las Islas y alerta sobre la existencia de un frente de las formaciones estatalistas para aislar al nacionalismo. Y entiende que lo sucedido obliga a las formaciones nacionalistas “a una reflexión profunda sobre su situación actual y sobre los nuevos derroteros que han de seguir para paliar el ataque generalizado de los partidos españoles con representación en Canarias”. Eso sí, lo hace sin entrar en los muchos méritos que CC cosechó, de manera más intensa durante el clavijismo, desde los agravios a otras formaciones y líderes (denominándolos despreciativamente medianeros) a sus abusos mediáticos privados y públicos, que tanto rechazo han generado en numerosas personas de un amplio espectro político.

García Ramos plantea abiertamente la confluencia del espacio nacionalista, aunque se interroga sobre su estructura orgánica “más allá de partir desde lo insular hacia lo nacional canario. ¿Tal vez el modelo PNV?”. Asimismo, se pregunta si bastan los nuevos Estatuto y REF para satisfacer los objetivos del nacionalismo canario y hacia dónde se debe ir política, económica, social y culturalmente a partir de ahora. Y, sin señalarlo directamente, con sus referencias históricas, García Ramos parece defender un nacionalismo plural donde quepan las corrientes más conservadoras y las más progresistas, como surgió CC en los años noventa del pasado siglo, fruto del entendimiento entre fuerzas políticas de distinto signo y trayectoria.

Es evidente que lo sucedido tras las elecciones de mayo condiciona, y mucho, el actual debate sobre el nacionalismo, su presente y futuro. ¿Se estaría hablando de unidad, de redefinición ideológica, de modificaciones en las estructuras organizativas, de profundización en los perfiles nacionalistas, de búsqueda de la centralidad perdida… sin el brusco desalojo del poder? Es muy probable que no. Pero bienvenida sea la oportunidad de abordar estos y otros asuntos de manera abierta.

Aunque considero que sumergirnos en unas elecciones supone un pésimo panorama. Aplazará en el tiempo los imprescindibles análisis y reflexiones, poniendo en primer plano la campaña electoral en un momento especialmente difícil para el nacionalismo canario. Por la polarización estatalista y por las consiguientes dificultades para hacer llegar un mensaje propio en medio del enfrentamiento entre los distintos partidos que aspiran a colocar un inquilino en La Moncloa. En ese marco no se encuentran las mejores condiciones para un acercamiento de los nacionalistas. Pero igual no sería mucho pedir que, al menos, no se den inadecuados pasos que, innecesariamente, ayuden a incrementar las actuales distancias. La incontinencia verbal puede ser un grave problema.

 

—Publicado por CANARIAS7 el miércoles 18 de septiembre de 2019.

Tensa espera

Hasta ahora ninguna voz en Coalición Canaria se ha mostrado públicamente favorable a aceptar la propuesta del PP de integrarse en Canarias Suma, alternativa que, con distintas declinaciones, y tras la experiencia navarra en las autonómicas de mayo (aunque ya he advertido en alguna ocasión las especiales circunstancias de la Comunidad Foral, con dos identidades muy presentes), pretende aglutinar a todo el espacio de la derecha en las distintas nacionalidades y regiones. Incluyendo a Ciudadanos -que, de momento, se resiste- y a formaciones de carácter local, desde Unidad Valenciana a Foro Asturias o Unión del Pueblo Leonés, pero también, lo han expresado algunas voces de los conservadores, a Vox.

De entrada, parece que sería del todo incongruente que un partido, como CC, con un ideario nacionalista, con aspiraciones de alcanzar el máximo nivel de autogobierno, aceptara compartir plancha electoral con militantes y dirigentes de la extrema derecha que propone cargarse el estado autonómico, recuperando aquello que, en mítines y manifestaciones, coreaban sus mayores hace cuarenta años: ¡España es una, no cincuenta y una!

Además de la ausencia de compatibilidad de una organización que hace unos días Mario Cabrera definía como “progresista”, con las conocidas posiciones machistas, homofóbicas y xenófobas de la formación de Santiago Abascal que, afortunadamente, fracasó en Canarias en las elecciones generales, autonómicas y locales. Junto, y es muy importante, a la pérdida de autonomía política que supondría la absorción de CC por una formación estatalista.

Pero tampoco, todo hay que decirlo, es que hayan salido en masa a rechazar la misma. Cabrera, Barragán y alguno más han expresado su clara negativa a Canarias Suma. Aunque también sé que dirigentes hoy más dirigentes que nunca rechazan abiertamente esa fórmula. Como la diputada Ana Oramas, que apuesta por confirmar el carácter netamente nacionalista de CC; y repudia, asimismo, cualquier entendimiento con la extrema derecha.

Ese mayoritario silencio habrá tenido algo que ver el impasse de agosto y la situación de aparente parálisis que sufre la organización tras la hecatombe postelectoral. Lo que le ha llevado a anunciar la celebración, previamente a su ya previsto Congreso de 2020, de una Convención en el otoño que serviría para redefinir el proyecto nacionalista e, incluso, para abrir puertas a una posible reunificación con Nueva Canarias.

Debate riguroso

Esos planificados tiempos pueden irse completamente al traste si finalmente tenemos elecciones generales en el próximo mes de noviembre, lo que resulta hoy bastante posible por la falta de entendimiento entre las izquierdas, siempre dispuestas a no aprender y a equivocarse de forma reiterada, en el ámbito estatal. El pulso que mantienen Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tras la fracasada investidura de julio parece que no llevará a nada bueno.

Los tacticismos, basados o no en lo que pronostican las encuestas -las recientes confirman un PSOE al alza, un PP que se recupera levemente, un Ciudadanos en claro declive y un Unidas Podemos que resiste-, la autosuficiencia altiva y la mirada de corto alcance se imponen. Mientras las comunidades autónomas se asfixian económicamente por la provisionalidad del Gobierno central. Y no se ponen soluciones a los auténticos problemas de la gente: empleo, salarios, calidad de los servicios públicos, sostenibilidad de las pensiones, acceso a la vivienda o las consecuencias presentes y futuras de la Crisis Climática que, pese a negacionistas como Trump, Bolsonaro o su versión españolista, ha llegado con intención de quedarse. La política se degrada, genera más desafección y abre puertas al abstencionismo y a los salvapatrias demagogos y simplistas.

Será, de producirse esa convocatoria electoral, un fracaso de la izquierda y un fracaso de la política que debe ser capaz de atender a esos problemas y de ofrecer soluciones a corto, medio y largo plazo. Con el añadido riesgo de que el Congreso resultante se parezca mucho en su conformación al actual y persistan las dificultades para conseguir un Gobierno estable y coherente para el próximo periodo en medio de tantas dificultades, como las que suponen la desaceleración económica y las consecuencias del Brexit, así como el impacto que tendrá la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procès, que conoceremos en octubre.

Resulta imposible llevar a cabo un debate riguroso y sereno -como el que se supone pretende la Convención que ha planteado Coalición Canaria, abierta incluso, según han señalado, a la aportación de personas ajenas a la organización nacionalista- cuando lo que urge es preparar la campaña, designar candidatos, conseguir recursos y volcarse en la búsqueda de votantes en un extenuante viaje electoral con anteriores paradas el 28 de abril y el 26 de mayo.

Todo apunta a que, salvo que Unidas Podemos acepte ofrecer en los próximos días un cheque en blanco a Pedro Sánchez y apoyarle en la investidura sin integrarse en su Gobierno, y que Sánchez concite otros apoyos que le posibiliten prolongar su estancia en La Moncloa, la referida Convención tendrá que aplazarse a los primeros meses del próximo año.

Peores condiciones

Antes, los dos nacionalismos canarios, en caso de nuevas elecciones, tendrían que decidir si competir o buscar fórmulas de colaboración, algunas ya experimentadas en un tiempo no tan lejano. Me dirán que no ayuda que uno se encuentre en el Gobierno y otro en la oposición. Cierto. Lo mismo que en 2011 y, sin grandes traumas, se pudo hacer.

Tengo la impresión de que las condiciones de hoy son más complicadas que las de mayo para ambas fuerzas políticas. Peor aún en el caso de CC que, desde entonces, ha perdido un importante poder institucional: Gobierno de Canarias, varios cabildos y numerosos ayuntamientos. En unos comicios que polarizarán y estatalizarán mucho el voto y que pueden beneficiar al PSOE y al PP frente al resto de alternativas.

Pero también considero que puede tratarse de una interesante oportunidad para limar asperezas, restablecer confianzas y poner por delante, con un programa común de defensa nítida de Canarias, lo más importante: contar con voz propia, diferenciada y de obediencia exclusivamente canaria en el Congreso y en el Senado. Por los contrastados buenos resultados que esta circunstancia ha supuesto en las últimas décadas. Por los retos que nuestra Comunidad tiene en el período próximo, que son muchos y bien complejos, en un contexto internacional desfavorable. El tiempo corre en contra. Tensa espera.

 

—–Publicado en CANARIAS7 el miércoles 4 de septiembre.

Bloqueo y urnas

En julio no fue posible la investidura de Pedro Sánchez. Unidas Podemos no aceptó los ministerios que le ofrecía el PSOE y los socialistas han anunciado a posteriori que ya no habrá Gobierno de coalición sino un Ejecutivo del PSOE en solitario. En el mejor de los casos, más parecido a la fórmula vigente en Portugal, donde los partidos a la izquierda del PSP (Bloco de Esquerda, Partido Comunista de Portugal y Partido Ecologista Os Verdes, que conjuntamente alcanzan los 36 escaños) no forman parte del Gobierno que preside el socialista Antonio Costa, que dispone de 86 diputados y diputadas.

UP -aunque con algunas disidencias internas- ya ha señalado de forma reiterada que no acepta esta fórmula y que pide un programa negociado y la presencia ministerial en el Gobierno de Sánchez. En esa línea, este martes 20 de agosto Iglesias remitió a Sánchez un nuevo documento, de 119 páginas, con propuestas programáticas para un Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, así como con varias opciones de dirección de tres ministerios, además de una Vicepresidencia social. Me temo que no habrá respuesta positiva. Ahora mismo parecen encontrarse en posturas irreconciliables que llevan al bloqueo y a la inevitabilidad de unos nuevos comicios.

Por otra parte, los que, como el PP, exigían la abstención del PSOE (cosa que finalmente se produjo) cuando ellos eran la primera fuerza política en votos y escaños, para facilitar la investidura de Rajoy, dicen ahora digo donde antes dijeron Diego y se olvidan de las profundas razones de Estado de un pasado muy reciente. Como hacen igualmente con aquel mantra de que debía gobernar la lista más votada en ayuntamientos o comunidades. Pongamos que hablo de Madrid.

Corre el reloj electoral. Si nadie lo remedia en el inmediato mes de septiembre, si no es posible llegar a acuerdos, por mínimos que estos sean, entre las formaciones políticas progresistas, vamos camino de unas nuevas elecciones. Y lo haríamos tras un nuevo fracaso de la política, de los partidos y de sus dirigentes. La política es la defensa de programas e ideas para transformar la sociedad, para lo que cada organización busca el apoyo de la gente y obtener la mayor representación posible en las distintas instituciones. Pero también, una vez se pronuncia la ciudadanía en las urnas, incluye la capacidad de búsqueda de encuentros cuando, como en estos momentos, no hay mayorías absolutas ni se las espera.

Relevante

Las responsabilidades, con mayor o menor intensidad, se encuentran repartidas entre diversos actores; y más allá de las mismas lo importante, lo realmente relevante, es que se está perdiendo un tiempo precioso en abordar problemas muy graves que afectan a la ciudadanía: reforma educativa, cambios en la legislación laboral, mejora en la prestación sanitaria, planteamientos urgentes ante la situación cada vez más complicada en el acceso a la vivienda…

El contexto internacional, con las políticas proteccionistas de Trump y su enfrentamiento comercial con China y sus amenazas la UE, el enfriamiento de la economía alemana y un Bréxit duro, sin acuerdo, cada vez más cercano, no invita precisamente a optimismo alguno. Las comunidades autónomas comienzan a tener graves problema de financiación que se agudizarán de prolongarse el actual estado de cosas. El desempleo y la pobreza que afectan a una parte muy importante de la población no admiten esperas.

Tacticismos y políticas de corto alcance no pueden determinar el presente y el futuro de este plurinacional Estado, la calidad de vida de sus hombres y mujeres. Echar la culpa a los otros sin asumir las responsabilidades propias parece una circunstancia tan frecuente como injustificada e injusta. Insultar al posible socio, como hacen en las redes sociales desde los dos bandos con un planteamiento de hincha futbolero, parece muy poco razonable.

Encuestas

Las encuestas de los distintos institutos demoscópicos muestran paralelismos y divergencias con relación a lo que ocurriría en caso de una nueva cita con las urnas en noviembre. La mayoría alerta sobre el riesgo de una disminución de la participación ciudadana, expresión del malestar por la falta de acuerdo entre las formaciones políticas para conformar un Gobierno estable. Solo el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) da una considerable ventaja al PSOE. Hay que recordar que, en la encuesta previa a las elecciones generales de abril, aunque algunos denigraron los análisis de Tezanos, este no se equivocó en su pronóstico.

Los estudios sociológicos intentan medir, asimismo, quiénes se beneficiarían, y en qué medida, del cada vez más probable adelanto electoral. Y parecen coincidir en que las viejas naves del histórico bipartidismo resistirían mejor la tormenta que los nuevos partidos.

Pero, con pequeñas diferencias, con el PSOE y el PP con cinco o seis escaños más que en los comicios de abril, a costa de la reducción en la representación actual de Ciudadanos, Unidas Podemos o la extrema derecha, la situación parlamentaria sería parecida a la actual. Con similares números entre los bloques progresista y conservador; y con el papel decisivo de los nacionalistas. Lo que impide prácticamente la instauración de un Ejecutivo de derechas, dada la acentuación de sus perfiles, no solo más conservadores sino también más centralistas, del último período. Y obliga a una posible alternativa progresista a contar con el apoyo, no solo del PSOE y UP, sino del PNV y otras fuerzas para poder conseguir la presidencial investidura.

Durante las últimas semanas muchas personas que se autodefinen de izquierdas plantean en Twitter (y supongo que en otras redes sociales) que si se produce el escenario de nuevas elecciones se quedarán en casa o dedicarán la jornada a realizar distintas actividades de ocio. Que su cabreo les hará dar la espalda a todas las opciones políticas sin excepción y, eso no lo dicen, favorecer el triunfo del tripartito derechista. No creo que para un demócrata suponga un gran esfuerzo acercarse a las urnas y, por más que entienda el enfado con lo que viene ocurriendo, que también comparto, considero que esa actitud abstencionista puede llevar a escenarios aún peores. Mi personal intención es la de votar en noviembre.

Eso sí, y en clave canaria, me preocupa y mucho qué van a hacer los nacionalistas de las Islas si se llega a producir esa convocatoria electoral. ¿Están reflexionando sus organizaciones, dirigentes y militantes sobre el tema, aunque hoy solo sea una hipótesis de trabajo? ¿Han aprendido de las experiencias más recientes? ¿Volverán a repetirse los errores del pasado? El futuro está en juego.

 

Publicado por CANARIAS7 el miércoles 21 de agosto.

Incendio en Twitter

Estos días, en La Gomera, en el monumento que recuerda a los fallecidos el 11 de septiembre de 1984, junto al Roque de Agando, un amigo de la isla me comentaba, basándose en su dolorosa experiencia, la brutalidad de los incendios forestales y sus terribles efectos sobre la naturaleza, las viviendas, el ganado o las personas. Hablamos sobre lo fácil que pueden comenzar -por un pequeño descuido, por la mala intención de un pirómano, por un rayo…- y como se intensifican ayudados por determinadas condiciones meteorológicas. Y sobre lo dificilísimo que resulta controlarlos. Lo de que los incendios se apagan en invierno, con la prevención, es de lo más acertado.

Todavía quedan huellas en La Gomera de aquel incendio de hace 35 años y, asimismo, del que se produjo en el verano del 2012, que quemó cerca del 10% de la isla y en torno al 20% del parque nacional del Garajonay con graves consecuencias sobre ese paraíso de la laurisilva, cuyo proceso de recuperación es muy lento, un proceso secular, a diferencia de lo que ocurre con los pinos canarios (Pinus canariensis), muy resistentes al fuego y que en poco tiempo se regeneran.

Mucho se ha aprendido desde aquel funesto 11 de septiembre de 1984 en el que una veintena de personas perdía la vida en tierras gomeras. Hoy se actúa menos improvisadamente y con intervenciones mucho más profesionales y sometidas a protocolos que entonces. Una de las mejores noticias en torno a lo ocurrido estos días en Gran Canaria es, sin duda, el hecho de no tener que lamentar víctimas mortales pese a la voracidad de los incendios.

Cuando suceden hechos similares queda al descubierto nuestra enorme vulnerabilidad ante semejantes desastres. Lo hemos visto en distintas parte del mundo, desde Portugal a Estados Unidos, con catástrofes que se extendían durante varias semanas, causaban decenas de víctimas mortales y presentaban enormes dificultades para su extinción, pese a los numerosos medios que se usaron para tratar de aplacarlas.

El que plantee soluciones milagrosas para estas situaciones debe andar muy despistado. Y estos días han salido rigurosos expertos en la materia para ratificarlo con sus razonados y mesurados análisis. Artículos como los de Carlos Castañosa o Miguel Ángel Rodríguez son ilustrativos al respecto. Junto a, lamentablemente, otros ‘expertos’, los que surgen como setas en las redes ante este u otros problemas e imparten doctrina desde el mayor de los desconocimientos.

Los recientes incendios en Gran Canaria han mostrado todas las caras de la sociedad. La profundamente negativa por parte de quien por una actuación imprudente pudo causar el fuego que, arrancando en sus terrenos, devastó parte de la isla. O la de la posible manifiesta intencionalidad que se apunta en el caso del fuego en Cazadores.

Solidaridad

Pero ha sido mucho más visible la cara positiva. Por un lado, la del trabajo denodado de los equipos anti incendios de distintas instituciones, incansables y realizando su tarea desde la mayor profesionalidad. Por otro, la belleza de las enormes muestras de solidaridad de tantos hombres y mujeres en circunstancias tan dolorosas para Gran Canaria y Canarias.

Mención aparte, como en tantas ocasiones, merecen las redes sociales. En ellas, la mayoría de la gente expresaba su profundo dolor por lo que estaba ocurriendo y se limitaba a comentar o retransmitir adecuadamente lo que los responsables de combatir el incendio iban comunicando a la población, así como a apoyar sin fisuras a quienes se enfrentaban al fuego. Fue, en cierto modo, un canto colectivo de amor a la tierra que llegaba desde todos los puntos de Canarias. También del resto del Estado.

Pero se produjo, asimismo, la extensión de bulos, el alarmismo o las acusaciones infundadas, desde una frivolidad manifiesta. Grave cuando lo hace cualquier ciudadano o ciudadana, que tiene su grado de responsabilidad. Mucho peor cuando se suma algún presunto periodista -anunciando, por ejemplo, detenciones que nunca se produjeron- para el que contraste debe ser un término solo aplicable a las imágenes fotográficas o cinematográficas. Que la realidad no te arruine un titular ni un tuit.

Ridículo

Y, además, se añadió el particular disparate de gente sin el menor sentido común, temor al ridículo ni mesura alguna. Las hubo que reclamaron menos carriles bicis y metroguaguas (responsabilidad de movilidad, en este caso con referencia al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria) y más hidroaviones, decisión que trasciende el ámbito municipal e incluso el de la Comunidad Canaria. Como para hacer un presupuesto participado con semejantes planteamientos. Y olvidando que una movilidad insostenible, la de la preponderancia irracional del coche privado, ayuda a que avance el cambio climático y, en consecuencia, a que proliferen más incendios forestales.

E incluso un locutor radiofónico planteó con indignación por qué se gastaba dinero en drones para vigilarle y multarle en caso de cometer una infracción de tráfico y no en hidroaviones. Patético. El genial Morgan retrató muy bien esta situación. “Si arrancamo to jesos hárbole de la cumbre, no ten driamo insendios”, dice uno de sus personajes tuiteando. Y otro le responde: “y abría más aparkamiento”. La tontuiter se titula tan brillante viñeta que poco o nada se distancia de lo que algunos redactaron y divulgaron en las redes sociales en tan luctuosas jornadas recientes.

En medio de la desesperación se realizaron peticiones en Change.org para solicitar una base permanente de hidroaviones en Canarias. Cuando afrontar un incendio forestal es mucho más complejo, el papel de los medios aéreos es más limitado y, en todo caso, complementario a los fundamentales terrestres de lo que se plantea desde algunos foros; y la orografía de Canarias hace mucho más eficientes y precisos para colaborar en su extinción a los helicópteros, menos contaminantes además, aunque no se dejen ver por los entornos urbanos y resulten menos espectaculares. Se pregunta Raúl Vega en un interesante artículo en Tamaimos hasta qué punto son los medios aéreos quienes apagan un incendio. Y concluye señalando que quienes apagan el fuego “son los bomberos forestales, las unidades presa y bravo. Ellos son los que se juegan la vida”.

En definitiva, esperemos que en pocas horas el incendio actual, que ha devastado buena parte de la masa forestal de la isla, esté controlado y que no se produzca víctima alguna. Y, mientras tanto, hay que felicitar a todos y todas las que trabajan, en los medios terrestres o aéreos, para contribuir a su extinción. Hay que aplaudir el comportamiento sereno de la ciudadanía y la coordinación de las instituciones. Hay que estar satisfechos con la información rigurosa, salvo contadas excepciones, de los medios y periodistas; y de la gran labor realizada por los compañeros y compañeras de la tele pública canaria. Y, asimismo, hay que expresar la repulsa ante los incendiarios de las redes, ante los insensatos aficionados o profesionales, ante los tontuiter que denuncia Morgan que, por decirlo de alguna forma, calladitos estarían mucho más bonitos.

 

 


Actualización del artículo publicado por CANARIAS7 el 18 de agosto de 2019

Los medios (y los cuartos)

Un lector me aborda respetuosamente en el Paseo de Las Canteras. Se presenta y señala que me escuchaba con frecuencia en el pasado en mis colaboraciones diarias en un espacio radiofónico, así como en las más esporádicas en algún programa de debate televisivo, en TVE y en la televisión canaria, y ahora lee habitualmente mis artículos de opinión en CANARIAS7. Con la mayoría coincide, pero con algunos, asegura, discrepa abiertamente.

Me cuenta que ha ejercido durante más de tres décadas la labor docente y que ha sido muy enriquecedor dedicar la vida a esa profesión tan hermosa. Y ahora, ya jubilado, sigue muy atentamente la información, especialmente a través de los periódicos y las radios. Le preocupan los asuntos relacionados con la educación, pero también el conjunto de los temas sociales y medioambientales, “la lucha contra el cambio climático, contra esta crisis devastadora, debería ser una prioridad de gobiernos y ciudadanía; no tenemos un planeta suplente, y a este nos lo estamos cargando de forma acelerada. No vale actuar mañana frente a decisiones políticas y económicas que condicionan la vida”.

Realiza algunos comentarios sobre artículos recientes que he publicado en este periódico, sobre todo los relativos al sistema educativo, sus prioridades, sus fortalezas y sus carencias, así como en torno al grado de cumplimiento de la Ley Canaria de Educación. “Si no mejoramos sustancialmente la educación, si no logramos elevar el nivel educativo, tenemos perspectivas de futuro muy pobres para este pueblo. Hacen falta más recursos, no cabe duda, pero también una adecuada dirección, una orientación clara de lo que se debe priorizar para lograr avanzar de manera importante”, afirma.

Nacionalismo

También, dice, le han interesado aquellas reflexiones que hacen referencia al presente y al futuro del nacionalismo canario tras los acontecimientos recientes, con la pérdida del poder por parte de Coalición tras 26 años al frente del Ejecutivo canario; se muestra muy poco optimista con relación a un posible entendimiento entre los partidos que integran ese espacio sociopolítico en el próximo período. Aunque entiende que sería deseable, de manera muy significativa a la hora de pelear los derechos de las Islas en España y en la Unión Europea.

Por otra parte, muestra su enorme preocupación por el estado de salud del periodismo, por los cierres de medios de comunicación en el Archipiélago (el encuentro se produjo justo el día en el que Antena3 anunciaba la suspensión de sus informativos en las Islas), por las descaradas campañas impulsadas por empresas privadas, pero que en ocasiones han contado también con la colaboración de la radiotelevisión pública canaria. Y, asimismo, por la falta de mesura de algunos profesionales convertidos en verdaderos hooligans e incapaces de escuchar las posiciones y las razones de otros.

“Tengo la impresión de que, aunque ha pasado ya más de un mes de la celebración de las elecciones autonómicas y locales del 26 de mayo, algunos periodistas no han encajado aún el resultado de estas. Se encuentran, eso considero, casi tan en estado de shock, completamente desnortados, como algunos líderes políticos que han sido desplazados del Gobierno o de este o aquel ayuntamiento tras décadas de dominio incontestable, a los que parece que unen sus destinos. Y muestran, un día sí y otro también, su poco disimulada rabia ante la decisión de los ciudadanos y las ciudadanas en las urnas”.

Pactos

Asevera, asimismo, que, a su juicio, parece que a determinados periodistos y periodistas, tanto en la prensa, digital o en papel, como en distintos programas radiofónicos y televisivos, “les cuesta mucho aceptar que no dirigirán importantes instituciones quienes ellos deseaban, partidos políticos y personas concretas, y a quienes apoyaron sin ningún disimulo antes y durante la campaña electoral. Tampoco parecen haber encajado nada bien la orientación de los pactos ni aceptado las personas que se pondrán al frente de distintos departamentos”.

Antes de despedirse, con cierto nivel de sorna, me señala que, en plena consecuencia con esa línea argumental, igual más de uno termina pidiendo en sus columnas o en sus programas la irrevocable dimisión del pueblo por las “erróneas decisiones” adoptadas en la jornada electoral del 26M. “Algunos, capaces son”.

No van muy descaminadas sus reflexiones. A algunos periodistas les gustaría poder formar Gobierno. Disponer libremente del Boletín Oficial de Canarias para realizar nombramientos y ceses. Pero para ello, amigos y amigas, hay que presentarse a las elecciones y ganarlas o, al menos, entrar en los imprescindibles pactos en un panorama de enorme pluralidad y fragmentación. En el caso del Parlamento canario con cuatro fuerzas estatalistas, dos nacionalistas y una, dicen que me voy, pero no me llevas, de orden estrictamente insular. De lo contrario, como así sucede, no concurrieron a las mismas, son otros y otras los que tienen el derecho y el deber de decidir quienes integrarán el Ejecutivo canario en sus diferentes niveles.

Y, al margen de los diferentes gustos, políticos o ideológicos, hay que respetar siempre lo que las urnas mandatan. Y reconocer, de paso, que los púlpitos mediáticos, aunque sin duda tienen su nivel de influencia, no determinan por completo la decisión de la ciudadanía en las elecciones. Afortunadamente, por cierto. Y, asimismo, que el peso real que tienen en las decisiones político-electorales de los votantes algunos gurús del periodismo es bastante menor de lo que ellos mismos se creen. Afortunadamente, también.

No sé si lo que ha ocurrido en Canarias en el último período puede propiciar una cura de humildad para algunos de ellos y de ellas, habitualmente situados por encima del bien y del mal y absolutamente creídos en el incuestionable poder de su pluma o de su empresa. Lo dudo. La soberbia acumulada y cimentada durante mucho tiempo es difícilmente curable. Y la autocrítica, raramente puesta en práctica. Mucho peor aun cuando en muchas ocasiones lo que hay detrás de esos duros posicionamientos, de esas feroces críticas, de esas persistentes campañas, de esas radicales proclamas, no son planteamientos ideológicos ni legítimas líneas editoriales, sino puro y duro mercantilismo. Los medios (y los cuartos).

 

—-Publicado en CANARIAS7 el 10 de julio de 2019. “Los personajes y hechos retratados en este artículo son completamente ficticios. Cualquier parecido con personas verdaderas, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia“.

Manrique

Los hombres y mujeres que impulsamos la revista de análisis y opinión Disenso -que codirigí en sus inicios con Tony Murphy, junto a un equipo entusiasta y muy cualificado- nos encontrábamos reunidos en mi casa, en Las Palmas de Gran Canaria, aquella tarde del 25 de septiembre del año 1992. Concluyendo los últimos detalles de la publicación que, tras más de diez meses de arduo trabajo y búsqueda de colaboraciones para sus distintas secciones y, también, de apoyos económicos que la hicieran viable y perdurable en el tiempo, saldría por primera vez a la calle en el mes de octubre de aquel año.

Aquel primer número, bajo el título Fronteras, diseñado por Koldo Uranga, incluía artículos de Fernando Estévez, María Gascón, Carlos Taibo, Rafael Inglott, Federico Aguilera, Matías González, Mariangeles Arbona, Javier Ortiz, José Ezequiel Pérez, Jorge Stratós, Gonzalo Martel o Julián Ayala, entre otros.

Mi pequeña contribución en ese primer número de la publicación fue una entrevista al cantautor cubano Silvio Rodríguez, que le había realizado a comienzos de septiembre en La Habana, así como un artículo de opinión sobre la situación de la Cuba del denominado período especial.

No recuerdo bien si lo escuchamos por la radio o si alguien nos llamó para comunicarnos la muerte de César Manrique en un accidente de tráfico en Lanzarote. Tras el enorme impacto y la consternación por su fallecimiento decidimos buscar un hueco en la publicación, que ya tenía perfilado todo su contenido, para realizar un tan merecido como modesto homenaje al ilustre artista conejero.

Intelectual lúcido

Entonces no había móviles ni redes sociales y las informaciones no circulaban con la velocidad de hoy. Llamamos sobre la marcha -creo que fue Tony Murphy el encargado de hacerlo- a la casa del escritor Ángel Sánchez, poeta, ensayista, antropólogo, gran amigo de César y profundo conocedor de su obra.

Al que consideraba entonces, y sigo considerando hoy, uno de los intelectuales más lúcidos y comprometidos de esta tierra, de las voces que siempre hay que escuchar con atención porque en todo momento aportan reflexiones de mucho interés. Recuerdo su intervención en el acto de entrega de los premios Canarias del pasado año, reclamando una «mirada no complaciente ni autosatisfecha, sino autocrítica e inquisitiva» en los distintos ámbitos de la realidad canaria: culturales, políticos, sociales o ecológicos.

Y nos tocó en aquella tarde de verano el duro papel de, sin saberlo ni pretenderlo., convertirnos en los transmisores de la triste noticia a Ángel Sánchez. Ángel se derrumbó ante nuestra llamada telefónica. No podía creerse que la vitalidad creativa y humana de César se apagara.

Las cenizas

Las cenizas de Manrique. Así se tituló el artículo que le pedimos de forma urgente y que se incluyó en las páginas del primer número de Disenso. Y en él, con el dolor presente, Ángel Sánchez no se olvida de los falsos reconocimientos, “del derroche de afectividad póstuma -momento injusto de las grandes palabras- donde se lucen hasta quienes fueron los más firmes enemigos de Manrique: los especuladores y polucionadores del horizonte”.

En el texto hace una glosa de la figura de César Manrique (al que califica como “el artista más carismático y comunicador que ha tenido Canarias en el siglo XX”) asegurando que desde Eduardo Westerdahl “nadie se había significado tanto entre nosotros en la dignificación del espacio inmediato como categoría artística”.

Para Sánchez el caso de Manrique confirma que la estética es rentable, asegurando que estamos ante un artista “que ha podido modificar la realidad poniendo el valor estético al servicio de la rentabilidad económica y medioambiental del territorio sobre el que operaba”.

Tampoco se olvida el premio Canarias de Literatura 2018 del papel relevante que, a partir de entonces, del fallecimiento del artista lanzaroteño, le corresponde a la Fundación César Manrique: “nada menos que desarrollar y ampliar el ideario manriqueño (estético, ecológico, regenerador; cifrado en la ecuación Arte-Naturaleza/Naturaleza-Arte) de modo insobornable. Lo que significa huir de proteccionismos políticos que la condicionen, así como de influencias industriales que tiendan a polucionar el horizonte mental””.

Se cumple el centenario del nacimiento de Manrique y la Fundación ha organizado, desde el pasado 24 de abril hasta el 24 de abril de 2020, un amplio programa de actividades para reconocer su legado, hoy más vivo y relevante que nunca, bajo el lema: El desafío inmediato del presente: una humanidad contemporánea del futuro. Para insistir en el compromiso con la tierra, con el medioambiente, con la identidad de unas Islas que no pueden ser borradas por un desarrollismo absurdo y sin futuro; el que César combatió con determinación y firmeza.

Fundación

Le ha correspondido a la Fundación continuar con la extraordinaria obra de César. Y lo ha hecho de forma muy comprometida con ese mensaje de desarrollo sostenible, de respeto al territorio y al medio ambiente, de rechazo a la especulación urbanística y a los pelotazos económicos. Lo que le ha granjeado el nada disimulado odio de algunos sectores empresariales con mucho poder en la isla, de grupos y personas que entienden que las leyes no van con ellos, que las normas urbanísticas están para saltárselas y que todo, absolutamente todo, es comprable. También algunos medios de comunicación.

Pero han sido capaces de resistir los ataques y los intentos de silenciar su voz. Y, lejos de amilanarse ante los frecuentes embates de poderes económicos y mediáticos, la Fundación ha continuado desarrollando su tarea reflexiva y necesariamente crítica sobre el modelo de desarrollo y sobre las decisiones políticas en materia medioambiental y territorial. Como ha sucedido con el debate sobre la Ley del Suelo, impulsada por el presidente Clavijo y Coalición Canaria, que camina justo en la dirección contraria de las propuestas de Manrique. En la oposición a esa ley, y a esa manera de entender Canarias, contaminada por la cultura del ladrillo, la Fundación César Manrique ha sido parte esencial. Desde un análisis profundo y argumentado de la situación del Archipiélago y desde la consideración de que resulta imprescindible compatibilizar el desarrollo económico y humano con el respeto y la protección a la naturaleza.


Publicado en CANARIAS7 el lunes 6 de mayo.

 

UCD arrasó, pero perdió las grandes ciudades en 1979

El 3 de abril de 1979, como sucediera en las elecciones generales celebradas un mes antes, la Unión de Centro Democrático (UCD) ganó los comicios municipales en España y, aún más contundentemente, en Canarias. Sin embargo, los pactos entre las izquierdas estatales de entonces, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Comunista de España (PCE), aguaron la fiesta a los centristas, que se verían desplazados de las alcaldías de las grandes ciudades, como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla o Zaragoza. Otro tanto ocurriría en las Islas, en las que solo consiguieron el bastón de mando en Santa Cruz de Tenerife, mientras que la Unión del Pueblo Canario (UPC) lo lograba en Las Palmas de Gran Canaria, el PSOE en La Laguna y Asamblea de Vecinos (AV) en Telde. La UCD lograría en esa histórica jornada, primeras elecciones democráticas municipales tras la dictadura, 51 alcaldías de los entonces 87 ayuntamientos de Canarias. Los socialistas, una decena, casi todas en las islas occidentales. Con solo tres alcaldesas en las Islas.

 

40 AÑOS DE LAS ELECCIONES MUNICIPALES DEL 3 ABRIL DE 1979

  • 51 de las 87 alcaldías del Archipiélago irían a parar a manos de UCD, 23 a grupos asamblearios o independientes y una decena al PSOE
  • Las candidaturas independientes lograron en el Archipiélago 303 concejales y numerosas alcaldías y el 19,12% de los votos, nueve puntos más que la media estatal
  • El nacionalista de izquierdas Manuel Bermejo se hizo con la alcaldía en la capital grancanaria mediante un pacto con PSOE y AV que duraría poco más de un año
  • La UCD de Hermoso alcanzó el gobierno municipal en Santa Cruz de Tenerife
  • Solo tres mujeres consiguieron ser alcaldesas: Amparo Torres Pérez (Betancuria), Hermas Concepción Méndez (Villa de Mazo)y Mª Nieves Martín Rodríguez (Tijarafe)
  • En La Laguna el bastón de mando fue para Pedro González (PSOE), en Telde para Paco Santiago (Asamblea de Vecinos)
  • El PCE es primera fuerza en votos y logra la alcaldía en Santa Cruz de La Palma para Antonio Sanjuán
  • Los asamblearios se dejan sentir, con distintas formulaciones, en Fuerteventura y en el sureste de Gran Canaria

 

 

Enrique Bethencourt

 

En el conjunto de Canarias, la UCD se llevó finalmente, con o sin mayorías absolutas, 51 alcaldías (el 58,62%), frente a las 22 de grupos asamblearios o independientes y las diez del PSOE. Fue más contundente su triunfo en las orientales, con 23 alcaldías, mientras que nueve correspondieron a grupos asamblearios o colectivos independientes, una al PSOE (Santa Brígida) y otra a UPC, la de la capital grancanaria. En las occidentales, los centristas se llevaron 28 bastones de mando, los grupos independientes 13, el PSOE nueve, el PCE, dos y CD, una.

Los resultados de las urnas y los posteriores pactos postelectorales hicieron que los alcaldes de las cuatro ciudades más pobladas del Archipiélago procedieran de distintas filas partidarias. En Las Palmas de Gran Canaria Manuel Bermejo era el número 1 de la plancha de la Unión del Pueblo Canario. Otro Manuel, de apellido Hermoso, de la UCD, ganaría con mayoría simple y gobernaría en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. El PSOE lo haría en La Laguna con el pintor Pedro González. Y el destino del municipio de Telde quedó en las manos del asambleario Francisco Santiago Castellano. Ninguno lo hizo con mayoría absoluta, lo que sí se produjo en otros muchos municipios.

En la capital grancanaria, UCD triunfó con 14 concejales (43,06%), quedando a uno de la mayoría absoluta. Seguida de la UPC, con 10, que duplicó en votos y porcentajes (29,42%) al PSOE de Juan Rodríguez Doreste (14,16%). Ambas formaciones junto a Asamblea de Vecinos y su único concejal, Fernando Carrascosa, llevarían a la alcaldía al socialista y nacionalista Manuel Bermejo. Aunque 16 meses más tarde, la UCD y el PSOE se pondrían de acuerdo y, tras la dimisión de Bermejo, colocarían a Rodríguez Doreste, en lo que sin duda fue el primer gran pacto local entre los dos grandes partidos españoles. El socialista tampoco acabaría el mandato: la UCD lo descabalga en agosto del 82, sustituyéndolo por Diego Villegas.

En Santa Cruz de Tenerife, la lista que encabezaba Hermoso para la UCD ganó con mayoría simple, 10 concejales y el 33,31%. Le seguiría la UPC, con 6 y el 19,83%. También lograron representación el PSOE y Agrupación Libre Electoral de Tenerife, ambos con cinco, y el PCE (2).

En La Laguna los 13 concejales de UCD no le sirvieron para alcanzar la alcaldía. En la ciudad de Aguere Pedro González, del PSOE, que obtuvo seis actas, sustentaría su elección con los apoyos de los ediles de la UPC (5), Asamblea Lagunera (2) y Partido Comunista (1).

Y para completar el plural panorama de los cuatro municipios más poblados del Archipiélago, en Telde sería Asamblea de Vecinos (7) con Paco Santiago al frente y con los votos del resto de fuerzas progresistas, la que derrotaría en el pleno de constitución de la corporación al candidato de una UCD que había logrado 11 concejales el 3 de abril.

Participación

La participación alcanzó en Canarias el 56,87% (501.074 votantes), frente a un 43,13% de abstención (380.023). En el conjunto de España la asistencia a las urnas fue algo mayor, 62,51%.

DATOS DE PARTICIPACIÓN 3 DE ABRIL 1979

LAS PALMAS SANTA CRUZ DE TENERIFE TOTAL CANARIAS
63,9% 46,7% 56,87%

 

La UCD obtuvo en las islas casi 600 concejales, los grupos independientes la mitad y el PSOE por encima de los 200. Lejos quedaron PCE (38), CD (30), UPC (29) y Partido del País Canario (8). Las candidaturas independientes lograron 303 concejales y numerosas alcaldías y el 19,12% de los votos, nueve puntos más que la media estatal. Y surgieron dos importantes grupos asamblearios en el Archipiélago.

Por un lado, Asamblea Majorera, que consiguió un buen resultado en la mayoría de los ayuntamientos de la isla de Fuerteventura, con alcaldías en Pájara y Tuineje.

Por otro, Asamblea de Vecinos, en Gran Canaria, que logra, además de la referida alcaldía de Telde, la de Santa Lucía de Tirajana por mayoría absoluta, con Carmelo Ramírez, en ese momento uno de los alcaldes más jóvenes de España. Un grupo de similares características, Roque Aguayro, vence en Agüimes.

En la isla de Tenerife se producen algunas experiencias aisladas, como la de Asamblea Icodense (AI), que triunfa en las municipales del 79 en Icod de los Vinos, con Carmelo Méndez Quintero al frente de la plancha. O la de Asamblea Guanchera Independiente (AGI) que se lleva todos los concejales en La Guancha y coloca en la alcaldía a José Bernardo Grillo González. Pero su vida política independiente es muy corta y terminarían en los comicios del 83 integrados en el PSOE, arrasando electoralmente en los respectivos municipios.

Occidentales/orientales

En Puerto del Rosario y Arrecife ganó claramente UCD, en esta última con mayoría absoluta. En Santa Cruz de La Palma lo hizo el PCE de Antonio Sanjuán, que superó ligeramente, en apenas un punto, a CD, y se haría con la alcaldía. En San Sebastián de la Gomera el PCE también logró un resultado significativo, segundo con 4 concejales tras el PSOE, que logró 5 y consiguió el bastón de mando. En Valverde los seis concejales de UCD frente a los 5 del PSOE convirtieron en primer edil al candidato centrista.

Hay una diferencia interesante entre las islas occidentales y las orientales. Mientras que en estas últimas las alternativas a la UCD y al PSOE las constituyen formaciones nacionalistas o canaristas de corte asambleario, en las occidentales es el PCE la referencia. De hecho, la formación comunista consigue solo siete ediles en las orientales y sube hasta 31 en las occidentales, con resultados notables en municipios como Tazacorte (40,79% y 5 actas, tras las 6 de UCD, donde logra la alcaldía en pacto con los socialistas). La UPC por su parte se dibuja como un fenómeno urbano y limitado a las islas capitalinas.

 

60 MAYORÍAS ABSOLUTAS, 41 DE LA UCD

En sesenta de las corporaciones municipales las urnas arrojan claras mayorías absolutas. De ellas 25 en las islas orientales y 35 en las occidentales. La hegemónica UCD es, lógicamente, la más beneficiada: 51 mayorías absolutas. El PSOE consigue seis, entre ellas la del Puerto de la Cruz. CD una, igual que el Partido del País Canario. El resto se distribuye entre formaciones asamblearias (AV y AM, fundamentalmente) y colectivos municipales independientes.

En algunos municipios se presenta una sola candidatura que, lógicamente, obtiene el 100% de los votos emitidos. Es el caso de Fasnia con AIF (Agrupación Independientes de Fasnia) que con 843 sufragios se lleva los once concejales en liza. También le pasa lo mismo a la Agrupación Guanchera Independiente (AGI) que se lleva trece concejales en el ayuntamiento de su municipio. Y en El Paso, con UCD sacando los 13 concejales.

La, entonces, casi imbatible UCD obtiene sus mayores porcentajes de votos en competencia con otros partidos en El Tanque (96,48%), Vilaflor (93,65%), Santa Úrsula (88,47%), Tejeda (86,23%) y La Matanza (80,12%). El mejor resultado socialista se produce en el municipio tinerfeño de Güímar, donde obtiene 14 concejales de diecisiete con el 81,08% de los votos. El alcalde electo, Pedro Guerra Cabrera, sería años después el primer presidente del Parlamento de Canarias. UPC, por su parte, logra los mayores apoyos en las dos capitales canarias: casi el 30% en Las Palmas de Gran Canaria y un 19,83% en Santa Cruz de Tenerife.

 

 

 

UN ÁNGEL SUPERVIVIENTE

En la lista de alcaldes de entonces, hace ahora cuarenta años, uno lo sigue siendo en la actualidad: Ángel Pablo Rodríguez Martín, en Tazacorte, entonces por el PCE y ahora por Unión Bagañeta/Coalición Canaria (UB/CC), después de haber ejercido el bastón de mando también por Izquierda Canaria Unida (ICU). Lo ha sido ininterrumpidamente desde los comicios de 1979, salvo en dos paréntesis: 1991-1993 y 2011-2015, en ambos casos con la socialista Carmen Acosta como alcaldesa del municipio. Al final del mandato, Ángel Pablo Rodríguez acumulará 34 años al frente de la alcaldía de este municipio palmero. Y, con toda seguridad, encabezará nuevamente la lista de UB/CC en los comicios del próximo mes de mayo.

Varios de los alcaldes de 1979 desempeñaron con posterioridad responsabilidades en los cabildos u otras instituciones, caso de Domingo González Arroyo, Lorenzo Dorta García, Carmelo Ramírez Marrero, Antonio Sanjuán Hernández, Francisco Afonso Carrillo, Honorio García Bravo, Esteban Bethencourt Gámez o Pedro Guerra Cabrera. Y dos llegaron a la Presidencia del Gobierno de Canarias: Manuel Hermoso Rojas, de Santa Cruz de Tenerife, y Paulino Rivero, alcalde de El Sauzal. El primero fue presidente de Canarias entre 1993 y 1999; el segundo, titular del Ejecutivo dos legislaturas 2007-2011 y 2011- 2015.

De las 87 alcaldías del Archipiélago, solo tres fueron dirigidas tras esas elecciones por mujeres: Betancuria, por Amparo Torres Pérez,Villa de Mazo, por Hermas Concepción Méndez,y Tijarafe, por Mª Nieves Martín Rodríguez, todas de UCD. Cuatro décadas después apenas hay una quincena, lo que supone un más que insatisfactorio avance.

Aunque la presencia de las mujeres en los ayuntamientos ha cambiado mucho desde 1979 a los últimos comicios locales, los de 2015, sigue siendo insuficiente. En 1979 solo había un 3,2 % de concejalas en el conjunto del Estado español, ahora un 35,56%. Y, respecto a las alcaldías, un 1,2% de ellas eran dirigidas por mujeres en el inicio de la democracia municipal, en 2015 apenas superaba el 19%.

Brecha de género

Esa discriminación se traslada también a las áreas que se les asignan. Según Alejandro Espí, autor de un trabajo sobre presencia de la mujer y brecha de género en la política española, “se puede observar una clara segregación de responsabilidades en la administración local que atiende también a motivación de género. Así, existen claras áreas municipales masculinizadas como son, fundamentalmente Economía y Hacienda, Medio Ambiente, Promoción Económica y Empleo, Régimen Interno y, por encima de todas, Urbanismo y Obras Públicas. En contra, observamos la existencia de algunas áreas claramente feminizadas; son Igualdad, Mujer, Participación Ciudadana, Servicios Sociales y Salud”. 

 

Resultados Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria

 

PARTIDOS NÚMERO DE VOTOS PORCENTAJE ELECTOS
UCD 50.900 43,06 14
UPC 34.775 29,42 10
PSOE 16.738 14,16 4
AV 6.994 5,92 1
PCE 5.501 4,65 0
PPC 2.671 2,26 0
ORT 576 0,49 0
CD 65 0,05 0

 

 

Resultados Ayuntamiento de Telde

 

PARTIDOS NÚMERO DE VOTOS PORCENTAJE ELECTOS
UCD 9.413 42,72 11
AVT 6.395 29,02 7
PCE 2.561 11,62 3
PSOE 1.835 8,33 2
GIT 1.662 7,54 2
ORT 169 0,77 0

 

 

Resultados Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife

 

PARTIDOS NÚMERO DE VOTOS PORCENTAJE ELECTOS
UCD 18.833 33,31 10
UPC 11.208 19,83 6
PSOE 10.700 18,93 5
ALE 8.815 15,59 5
PCE 3.805 6,73 2
USOC 2.669 4,7 0
ORT 503 0,89 0

 

 

Resultados Ayuntamiento de La Laguna

 

PARTIDOS NÚMERO DE VOTOS PORCENTAJE ELECTOS
UCD 12.792 43,64 13
PSOE 5.999 20,47 6
UPC 4.661 15,9 5
AL 2.434 8,3 2
PCE 1.547 5,28 1
CD 1.465 4,99 0
ORT 414 1,41 0

 

La UCD alcanzó la Presidencia en Gran Canaria, Tenerife, Lanzarote, La Palma y La Gomera

GERARDO MESA Y TOMÁS PADRÓN EVITARON EL ‘PLENO’ CENTRISTA EN LOS CABILDOS

Respecto a los cabildos insulares, también la UCD fue, con diferencia, el partido con mejores resultados en las elecciones de abril de 1979. Logró mayorías absolutas en las corporaciones de las islas de Gran Canaria, Tenerife, Lanzarote, La Palma y La Gomera. Solo se le resistieron Fuerteventura, donde ganó claramente la plancha de Asamblea Majorera (AM), y El Hierro, donde hizo lo propio la Agrupación Herreña Independiente (AHI), formulaciones insulares que tendrían un largo recorrido y presencia en sus respectivas islas en las siguientes décadas.

Los centristas consiguieron su mayor porcentaje de apoyos en la isla de La Palma, donde se llevaron el 65,3% de las papeletas, seguida de Lanzarote (56,52%). Aglutinaron un global de 79 consejeras y consejeros cabildicios en el conjunto del Archipiélago, frente a los 26 del PSOE, los 9 de AM, los 8 de UPC, los 4 del PCE o los 2 de AV y CD.

En consonancia con los resultados, las presidencias de las corporaciones insulares corresponderían a Tomás Padrón Hernández (El Hierro, que lo sería hasta 1991, regresando en 1995 y cerrando su etapa en la corporación insular en 2011), Gregorio Guadalupe Rodríguez (La Palma), Antonio Plasencia Trujillo (La Gomera), José Miguel Galván Bello (Tenerife), Fernando Giménez Navarro (Gran Canaria), Gerardo Mesa Noda (Fuerteventura) y Antonio Lorenzo Martín (Lanzarote).

Partidos judiciales 

Hay que aclarar que el sistema electoral de los cabildos no era como el actual, de circunscripción única insular, sino que en algunos de los territorios aunaba esta con la de los partidos judiciales. En Gran Canaria, por ejemplo, las formaciones políticas tenían que presentar plancha a la isla y, también, a los partidos judiciales de Las Palmas de Gran Canaria, Telde y Guía. En el caso de Tenerife, junto a la insular había otras cinco circunscripciones: Santa Cruz de Tenerife, La Laguna, La Orotava, Icod de los Vinos y Granadilla. Y en La Palma, además de la de la isla, la de Santa Cruz de La Palma y la de Los Llanos de Aridane.

Po último, un apunte sobre la jornada en que se constituyeron las primeras corporaciones democráticas tras la dictadura. En la información periodística de El Eco de Canarias sobre los actos celebrados en el Cabildo Insular de El Hierro y en los dos ayuntamientos de la isla de entonces -El Pinar se crearía casi treinta años después, en 2007- se señala lo siguiente: “nota simpática la constituye la presencia femenina, Edelmira Morales, maestra nacional en el Cabildo, en el Ayuntamiento de Valverde María Esther de 22 años y en el de la Frontera Adoración Quintero”. Eran, sin duda, otros (y peores) tiempos.

 

 

ALCALDES TIERNO GALVÁN, NARCÍS SERRA, JULIO ANGUITA…

Y CONCEJAL FLORENTINO PÉREZ

 

En la ciudad de Madrid ganó la UCD (40,29%), pero apenas seis décimas por encima del PSOE en votos y con igual número de ediles, 25, para ambas formaciones políticas. Los nueve concejales del PCE inclinarían la balanza hacia la izquierda, permitiendo que Enrique Tierno Galván, el viejo profesor, alcanzara la alcaldía de la capital de España, convirtiéndose en un alcalde muy popular y con una gran proyección mediática.

Las listas de ediles electos en el Ayuntamiento de Madrid por los diferentes partidos estaban plagadas de pesos pesados de la política; y no solo de la política. En la UCD se encontraban José María Álvarez del Manzano (que luego sería alcalde de Madrid entre 1991 y 2003), Miguel Herreno Rodríguez de Miñón (uno de los padres de la Constitución española de 1978), Florentino Pérez (actual presidente del grupo ACS y del Real Madrid) o el historiador y catedrático universitario Javier Tusell. En la bancada socialista se sentaban Alonso Puerta, José Barrionuevo (posteriormente ministro del Interior con Felipe González) o Joaquín Leguina (más tarde primer presidente de la Comunidad de Madrid). Y en la del PCE, el economista Ramón Tamames o la abogada Cristina Almeida, que posteriormente tendrían muy distintas trayectorias políticas.

El triunfo socialista fue muy claro en el Ayuntamiento de Barcelona, con 16 ediles frente a los nueve del PSUC, los ocho de CIU y de UCD, y los dos de ERC. Le correspondería el bastón de mando de la capital catalana a Narcís Serra, que luego sería ministro de Defensa en el primer Ejecutivo de Felipe González (1982), y vicepresidente del Gobierno entre 1991 y 1995. Los socialistas también se harían con las alcaldías de Tarragona, Lleida y Girona.

En la mayoría de las ciudades más pobladas el PSOE se hizo con la alcaldía, con las excepciones de Bilbao (Joan Castañares Larreategui, PNV), Las Palmas de Gran Canaria (Manuel Bermejo Pérez, UPC), A Coruña (Domingos Merino, Unidade Galega) y Sevilla (Luis Uruñuela, Partido Socialista de Andalucía).

Entre otras alcaldías, el PSOE consiguió en abril de 1979 las de Zaragoza (Ramón Sainz de Baranda), Málaga (Pedro Aparicio), Murcia (José María Aroca), Palma de Mallorca (Ramón Aguiló), Valladolid (Tomás Rodríguez Bolaños) o Valencia (Fernando Martínez Castellano). Para el PCE correspondió la de Córdoba, con Julio Anguita al frente de la corporación.

PNV

El PNV alcanzó las alcaldías de las tres capitales de provincia vascas. A la ya referida de Bilbao se sumaron las de Vitoria, para José Ángel Cuerda, artífice de una profunda transformación de la ciudad, y San Sebastián (José María Alkain).

En el conjunto del Estado español, la UCD obtendría 28.960 actas de concejal, por las más de 12.000 del PSOE y las 3.727 del PCE.

 

 

CONCEJALES/AS ELECTOS DE LOS PRINCIPALES PARTIDOS EN ABRIL DE 1979

 

UCD PSOE PCE CD CIU PNV PSA INDEPENDIENTES
28.960 12.059 3.727 2.339 1.756 1.079 259 14.684

 

Considerando lo que hoy son comunidades autónomas, la UCD triunfó en Andalucía, Aragón, Canarias, Cantabria, Castilla La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Galicia, Baleares y La Rioja. El PSOE lo hizo en Cataluña, Madrid, Comunidad de Valencia, Asturias y Murcia. En el País Vasco ganó el PNV y en Navarra las candidaturas independientes.

Los mayores apoyos en votos a UCD se dieron entonces en Extremadura (45,13%), Canarias (42,77%) y Baleares (42,59%). El PSOE logró sus mayores porcentajes en Murcia (39,29%), Madrid (38,79%) y Comunidad de Valencia (35,53%). Mientras que los del PCE se dieron en Cataluña (20,32%) y Andalucía (17,87%). Y los de CD en Galicia (13,78%) y La Rioja (12,48%).


 

Publicado en CANARIAS7 el domingo 31 de marzo.

Una grúa para Las Teresitas

Tras confirmar la sentencia sobre Miguel Zerolo, Coalición Canaria debería haber pedido, desde el minuto uno, público perdón por el caso de Las Teresitas. Por el daño causado a la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. A sus arcas públicas. A su ciudadanía. A su imagen. También por el intento durante años de tapar el caso, con la colaboración de sus medios afines de ayer, como hoy hace con el Grúas, con los medios de ahora; algunos repiten, eso sí. Por la poco presentable huida al Senado de Zerolo como representante de la Comunidad Canaria. Por las arremetidas injustas, por tierra, mar y aire, hacia el denunciante.

A Santiago Pérez, denunciante del caso Las Teresitas, se le atacaba en los medios de comunicación, hasta en los espacios publicitarios. No es broma. Recuerdo tertulias televisivas en las que, fuera quien fuera el invitado, la inmensa mayoría de los periodistas empleaba el tiempo antes de comenzar el programa en denigrar al profesor y político lagunero, tratándole de desequilibrado, de haberse inventado una trama, de ser lo peor de la política tinerfeña, el que rompía la plácida modorra de la misma, la paz de los cementerios, la armonía que reinaba en las instituciones y en la calle. Mientras, paralelamente, alababan a Zerolo o González de manera casi, o no casi, indecente. Al juego se prestaban muchos dirigentes de CC y del PP, alguno del PSOE, como pude comprobar en varias ocasiones.

Y la verdadera trama se encontraba -además de en la más que irregular operación urbanística, en el asalto a los dineros y los recursos públicos por parte de un selecto grupo de políticos de Coalición, del sector más clasista y señoritil, y empresarios amigos o de cabecera, como prefieran denominarlos- en unos medios de comunicación silenciados y adulteradores de la realidad, que obligaron a los ciudadanos y las ciudadanas de Santa Cruz de Tenerife interesados en saber sobre el tema a informarse con prensa y radio alternativas a las habituales en su territorio.

Eran escasas excepciones los medios que se atrevían a informar sobre los entresijos de la operación de Las Teresitas. Parecido, lamentablemente, a lo que sucede hoy, con distintos protagonistas, con iguales intenciones: desinformar y engañar a la ciudadanía, salvar a la dirigencia de la vieja ATI. Con la mezcla de fuerzas de infantería pública, pagada por todos y todas, y la aviación privada, que tampoco sale gratis.

La condena del Tribunal Supremo pone fin a un proceso de largo recorrido en el tiempo y supone siete años de prisión para Miguel Zerolo, exalcalde Santa Cruz y ex senador por la Comunidad Canaria, y otros tantos para quien fuera su concejal de Urbanismo en la corporación santacrucera, Manuel Parejo. Y tampoco se libran, entre otros, los empresarios Antonio Plasencia e Ignacio González, condenados cada uno con más de cinco años de cárcel. Así como el ex secretario de la Gerencia de Urbanismo, Víctor Reyes, (cuatro años y medio de prisión) y el exgerente de Urbanismo del ayuntamiento, José Tomás Martín González, otros cuatro.

Unas condenas por un delito de malversación de fondos públicos, en una operación en la que el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife adquirió unas parcelas por 8.750 millones de las antiguas pesetas (unos 52 millones de euros), cuando la tasación de estos era muy inferior. Un pelotazo que benefició a unos pocos a costa del enorme perjuicio originado a Santa Cruz y sus habitantes.

Dialéctica

Santiago Pérez, en el momento de la denuncia secretario insular del PSOE, intentó inicialmente solventar el asunto mediante alegaciones ante la corporación santacrucera y, posteriormente, a través de un contencioso administrativo que un tribunal desestimó. Y, por eso, recurrió a la Fiscalía, lo que le convirtió en enemigo público número uno del régimen y le granjeó, asimismo, la incomprensión de miembros de su propio partido. Dice ahora que no le gusta que nadie pierda su libertad pero que actuó para defender los dineros públicos y la legalidad frente a quienes intentaron impedir que los graves hechos fueran investigados.

No soy un fan de Santiago Pérez, a quien conozco desde mis tiempos juveniles en la Universidad de La Laguna, a finales de los años setenta y principios de los ochenta del pasado siglo. Tuve intensas agarradas dialécticas con él en la etapa del pleito universitario en algunos debates radiofónicos; aunque a su favor he de decir que no hace mucho me reconocía que no estaba del todo satisfecho de lo que había defendido, con tanta pasión, entonces. Rectificar no es muy habitual.

No coincido tampoco con Pérez en su visión del Estado ni del papel en el mismo de las nacionalidades y regiones. Me resulta muy jacobino o al menos eso deduzco de la lectura de muchos de sus artículos y reflexiones en los medios. Tampoco comparto, en fin, que defienda proyectos políticos muy personalizados.

Pero creo que ha intentado siempre, con aciertos y errores, hacer de la política una defensa de los derechos de la ciudadanía y del recto proceder con los recursos públicos. Lo que ha pagado con creces, convertido en un enemigo de las fuerzas políticas, económicas y mediáticas de una sociedad plegada a poderes que se eternizan y que no admiten la discrepancia ni el control público de su actividad. En muchos momentos percibí auténtico odio hacia él. Así se las gastan. Así premian y castigan. A políticos, empresarios y, también, a su corte de periodistas.

Caciquismo

Han pasado casi dos décadas del arranque del caso de Las Teresitas y las cosas han cambiado, pero no tanto. Sin querer comparar los dos casos, Las Teresitas y el Grúas, distintos en su naturaleza, en la cantidad de dinero público (presuntamente en el segundo) dilapidado, pero muy parecidos en una forma de entender y ejercer el poder, caciquil, caprichoso, capaz de tomar decisiones pese a las advertencias contrarias de técnicos y funcionarios públicos. Sin pretender que terminen igual, eso corresponde a la Justicia, y en ella hay que confiar, son comportamientos de quienes creen que las instituciones son suyas y que están a su servicio.

El comportamiento de la armada mediática de CC, en prensa, radio y televisión, en medios privados y públicos, ha cambiado muy poco, con una más que entregada y obscena labor de blanqueo en unos casos, de ocultación de la realidad en otros. Y sin renunciar a atacar a la Fiscalía y presionar a la Justicia, como han hecho. Grave por lo que supone de degradación de la democracia en las Islas. Por ese dopado intento de evitar cualquier posibilidad de alternancia.

Muy grave, además, porque todas esas operaciones de maquillaje de las presuntas trapisondas del poder se pagan con dinero público.

El de usted. El mío. El de todos y todas.

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(Publicado por CANARIAS7 en su edición del domingo 31 de marzo de 2019)